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las artes visuales, entorno y la no-pintura

La pintura y la escultura han sido el eje fundamental de la historia del arte visual. Si bien los parámetros técnicos del arte, por así decirlo, han sido estos dos medios, la pintura en especial ha marcado el rumbo desde hace poco más de cinco siglos. Incluso los grandes cambios de las vanguardias se dieron a raíz de la pintura, como ejemplo más contundente tenemos al cubismo.

Claro está que han surgido una infinidad de nuevos medios y de formas de expresión y se han retomado otras con larga historia, sin embargo no han sido fuerza suficiente para acercarse al espacio preferencial que tiene la pintura. Tomando en cuenta esto, parece que aunque nos ha avasallado la posmodernidad y nos hemos diversificado en las artes visuales, la pintura se ha mantenido como el pilar máximo del arte.

Los discursos en contra de la pintura han sido innumerables, sin embargo no han hecho más que darle la vuelta. El público, en especial el esporádico, es aquel que piensa en pintura cuando se habla de arte; mientras que del otro lado, los productores buscan nuevos medios de expresión que sucumben una vez que llegan al contexto social. La brecha entre producción y consumo artístico nunca había sido tan evidente.

El mismo circuito del arte mantiene la relevancia de la pintura en sus bienales, concursos y muestras artísticas, notándose que siempre reserva, cuando menos, una categoría para ella. Las galerías y los museos están concebidos para la pintura, el muro sobre todas las cosas; mientras que del otro lado las nuevas tendencias o medios requieren de métodos de difusión cada vez más diversos.

Sobre esta relación tan contrastante entre difusión, consumo, público y creación nos surgen preguntas sobre la producción en las artes visuales en general. ¿La producción artística se realiza en consideración del público o del consumo? ¿Qué hay que decir sobre la enseñanza artística y talleres que parecen partir desde la mismísima pintura? ¿Es necesaria una profesionalización del arte? ¿Los espacios de los nuevos medios son relativos a la pintura? ¿Hasta dónde se deben pensar en esos espacios y hasta dónde generar nuevos?

Si el mercado es tan latente en las nuevas perspectivas del arte ¿qué tanto modifica este a la producción? ¿Existen nuevos mercados para los nuevos medios? ¿Ó es suficiente el de la pintura, incluso su modificación, para estos?

Y quizá por último, pero no menos importantes, partiendo de la sobrepoblación de nuevos medios ¿las artes visuales son un término suficiente para la nueva producción, para los nuevos métodos de expresión?